martes, 9 de octubre de 2012

Echando de menos Londres

Contándole ahora a un cliente todo lo que encontrará en Londres ha hecho que las imágenes de la ciudad me golpeen de lleno.

Llegaron tan rápido a mi memoria y las vi tan claras como las fotos que saqué de todo lo que me gustaba de la ciudad en ese año y medio.

Echo de menos sus calles, echo de menos los autobuses de dos pisos, echo de menos los rincones culturales, echo de menos la magia de la ciudad, echo de menos mirar el Támesis de noche y ver el Big Ben iluminado, rodeado por London Eye, Covent Garden, Embankment... echo de menos pasearme por las calles tan cool del Soho, mirar hacia el interior de tiendas que no me podía permitir entrar ni a tomar un miserable café por lo caras que eran, pero hacían que soñaras con la posibilidad de que algún día entrarías allí sin importarte el precio de las cosas... echo de menos al buen amigo que dejé allí.

Echo de menos el ambiente de riqueza y diversión... aunque nunca lo viviese "plenamente" sino que lo saboreé en la medida en qué podía.

Pero a la vez que pienso en Londres y mi vida allí también me vienen a la cabeza los duros recuerdos... recuerdos que por respeto hacia mí misma no compartiré aquí sino que los escribiré en una libreta, para librarme de ellos y romperlos para olvidarlos.

Los malos recuerdos no son más que lastre en el camino y los buenos recuerdos también lo son cuando nos impiden avanzar...

Quizás echo tanto de menos hoy Londres no sólo por lo que viví allí, sino por las ilusiones con las que me fui. Con los sueños que te creas, con las expectativas que te generas sobre ti misma y tu futuro... Toda esa ilusión y empeño que le pusiste a la vida y que poco a poco se fue, ardió, se evaporó, se esfumó...

Si Londres era tan espectacular ¿por qué volver y no seguir haciéndole frente? porque a veces ya no puedes más y antes de seguir avanzando por un camino que con casi una seguridad pasmosa te llevará al abismo, preferí dar la vuelta, andar sobre mis pasos y regresar a dónde yo soy. Dicen que una retirada a tiempo es una victoria.
El calor de la familia y de los amigos de toda la vida es el bálsamo que necesito ahora y no hay duda de ello. Por mucho que eche de menos "Londres".

Y ahora sólo me queda caminar para vivir lo que me ofrece la nueva puerta que he abierto.